Hecho en Medina Mayurqa

A la sombra de la magnífica catedral de Palma yace uno de los pocos testimonios que quedan de los 300 años de ocupación árabe en Mallorca. Los Baños Árabes, situados en el huerto estupendamente cuidado de la mansión Can Fontirroig. Son prácticamente todo lo que queda hasta el día de hoy de la ciudad árabe de Medina Mayurqa. (el nombre árabe de la ciudad de Palma). En el siglo X, cuando se construyeron estos baños, habría unos veinte baños similares por toda la isla, usados por las dinastías árabes, y probablemente todos dentro de residencias privadas como éstas. Junto con la mezquita que en su día se ubicaba en el mismo sitio donde ahora está la catedral, son considerados como uno de los rasgos característicos del mundo islámico.

El valor histórico de los baños árabes no fue reconocido hasta 1960. Hasta entonces las dos salas de las que se componen fueron usadas como retretes exteriores dónde animales de granja vagaban libremente. Desde esa fecha, y por un modesto precio, esta atracción histórica está abierta al público, presentando una interesante visita para conocer de cerca lo que es la relajación árabe, en un lugar rodeado de jardines repletos de flora mediterránea, ofreciendo sombra a los turistas durante los días cálidos del verano.

La cámara de vapor principal, o caldarium, se mantiene sorprendentemente en muy buen estado teniendo en cuenta su antigüedad. La luz del día brilla a través de seis aperturas circulares a través de su techo abovedado, arrojando rayos de luz sobre doce columnas y clásicos arcos árabes. Cabe destacar que cada una de las columnas se diferencia en cuanto a los materiales de construcción empleados, que según los historiadores, fueron probablemente reciclados, rescatados de otros edificios en el Oriente Medio y traídos por barco. Un sistema especial de suelo radiante fue utilizado para calentar la cámara. El suelo, hecho con dos capas de mármol, se calentaba lentamente por aire caliente que, producido por unas calderas de aguas ubicadas en las cocinas inferiores, circulaba por el espacio entre las capas. Cuando alcanzaba temperaturas muy altas, el suelo se rociaba con agua para producir vapor.

La invasión del rey Jaime I de Aragón en 1229 fue testigo de la destrucción de prácticamente todo ejemplar de arquitectura árabe en la isla. Estos baños árabes fueron rescatados de milagro.

 

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