Hooked on Travel

En su infancia y juventud, Robert Maunder, director general de First Mallorca, vivió en la hermosa costa de North Devon en el extremo suroeste de Inglaterra. Robert era de pies a cabeza un verdadero chico del campo que amaba ir a pescar y a cazar. En aquellos días no se imaginaba vivir en una ciudad contaminada de luces y hormigón. Él pasaba cada segundo de su vida al aire libre, poco le importaban las condiciones climáticas. No había, ni necesitaba una tele o un iPad. Hasta sus veinte años Robert pasaba su tiempo pescando o cazando en la granja, o con sus mascotas, la urraca, el cuervo, el grajo y el búho. Les cuidó desde que tenían pocos días de edad o incluso antes de que les hubieran incubado. Eran libres de volar, y por supuesto lo hicieron, pero nunca se alejaron mucho de Robert, porque pensaron en él como su padre.

No era nada raro ver a Robert en su bicicleta conduciendo por las sinuosas carreteras de la comarca, con un salmón recién pescado atado a la barra transversal o con una urraca aferrada a su hombro. Sus pies estaban firmemente anclados en las tierras limosas del norte de Devon, y tenía su familia de pájaros que cuidaba, aún así le invadió un ligero sentimiento de envidia viendo los viajeros en la ruta sobre el Atlántico, de Londres a las Américas y las estelas de condensación que pintaban en el cielo. No sabía que su tranquilidad tan idílica, sus ríos, lagos y el mar tempestuoso se convirtieran dentro de 10 años en un mundo de grandes ciudades, selva e islas tropicales. Roberto amaba ir a pescar, escribió artículos para los periódicos nacionales de pesca y a finales de los años 60 abrió un negocio de pesca. Su marca registrada fue: “Ir a pescar es divertido”.

Pero en todos sus artículos y relatos no olvidó nunca decir „Cuando pescas es imposible pensar en otra cosa... pescar libera la mente“. Muy temprano reconoció la ventaja de utilizar equipo más ligero para la pesca deportiva en alta mar y pronto estaba ganando competiciones en todo el mundo con sus revolucionarias cañas y carretes de pesca ABU Svangsta. El secreto de su éxito era „Pienso como un pez“ y con ese lema ganó los concursos de pesca más importantes a nivel internacional. Eso fue el comienzo de sus viajes al extranjero, patrocinados por los peces que amaban su carnada. Robert era un pescador deportivo hasta los huesos. Comía bien de los salmones y truchas de los ríos de Devon, amaba el dulce sabor del lenguado recién pescado de la desembocadura del río Taw al igual que sus vecinos. Los pequeños lagos o estanques de pesca eran la perla de la tranquilidad, mientras que los viajes de pesca en alta mar, requirieron un brazo fuerte y un estómago sólido.

Pero su reto favorito era estar en una roca mojada acompañado del murmullo del Atlántico debajo de sus pies sin saber cual sería el pez que picaría. Esa fue la verdadera paz. El sonido de las olas, el aire salado, tan lejos del mundo. Los numerosos viajes por los concursos de pesca disturbaron su paz interior y en el año 1972 abandonó las costas británicas y se embarcó junto a su coche en un barco rumbo a Madeira. Eso fue el comienzo de una carrera de más de 20 años en la industria del turismo, que le llevó a expandir y desarrollar programas turísticos en África del Norte y África occidental, Sri Lanka y las Maldivas, India, Tailandia, Indonesia, Malasia y emocionantes ciudades del Lejano Oriente.

La sede de su empresa estaba en Zurich y por sus peculiares y distintos métodos de trabajo sus jefes se sorprendían y dudaban de estos innovadores métodos. “Pero en los días anteriores a la revolución tecnológica tuve el tiempo para demostrar que tenía razón”, explica Robert con una sonrisa. Durante su vida en el extranjero Robert había adquirido propiedades en dos islas de las Baleares y en 1995 regresó para venderlas y volver al Lejano Oriente. Sin embargo él y Heidi Stadler se quedaron en la isla para establecer First Mallorca y desde entonces la empresa ha expandido y es hoy en día líder de las agencias inmobiliarias de la isla. En los años de la expansión de First Mallorca dos pequeños pescadores completaron la familia, Timothy & Julian. Ahora, Robert su padre ha vuelto a coger su caña de pescar y la lleva (mejor dicho lleva 3 cañas), para disfrutar con sus hijos desde las rocas de su casa en Sant Elm de su más apasionada afición, la pesca.

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