Ubicada en el tranquilo municipio de Sant Joan, en el corazón de Mallorca, esta finca rústica edificada en 1859 combina a la perfección el carácter tradicional con el confort moderno. Con una parcela de 30.349 m² y una superficie construida de 392 m² distribuidos en dos plantas, la propiedad ofrece privacidad, amplitud y autenticidad en un entorno natural incomparable.
La vivienda fue reformada integralmente en 2008, respetando los elementos arquitectónicos originales —muros de piedra vista, vigas de madera y materiales nobles—, aportando a la vez funcionalidad y estilo contemporáneo.
Dispone de cuatro amplias habitaciones dobles y dos baños completos, además de varias estancias adicionales que pueden adaptarse como dormitorios, despacho, biblioteca o salas polivalentes según las necesidades.
El exterior ofrece un espacio cubierto para dos vehículos y amplias zonas ajardinadas que invitan al descanso y al disfrute del paisaje rural mallorquín. La finca cuenta con licencia en vigor (2 años de duración) para la construcción de una piscina de 35 m², un valor añadido ideal para quienes buscan crear su propio oasis privado.
Una propiedad única que conserva el alma de Mallorca, perfecta tanto como residencia familiar, segunda vivienda o proyecto turístico rural.








































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